Los santos patrones de los monaguillos
Santo Domingo Savio

Domingo Savio es un humilde alumno de San Juan Bosco. Él fue un piadoso alumno de su uno de los colegios que hacía pocos años había fundado. Éste provenía de una familia humilde, de muy buenos valores religiosos. Fue tan grande su amor a Dios en la Eucaristía, que aparte de ayudar en la misa, se quedaba horas enteras de rodilla frente al Santísimo. Cuando estaba en tercer año de secundaria, dos semanas antes de cumplir quince años, una enfermedad se lo llevó. Según dice el propio Don Bosco, éste murió con una cara feliz y después se le apareció en sueños diciéndole que no le temiera a la muerte.
San Dominguito de Val

Nació en España y vivió de los años 1240 a 1243. Fue un atento monaguillo que sirvió mucho a la Iglesia en los tiempos del Rey Jaime el Conquistador. En ese tiempo media España estaba dominada por los moros, los cuales eran judíos. Para la pascua éstos sacrificaban a niños cristianos. Un viernes santo del año 1243 Dominguito venía de los ayudar en los oficios litúrgicos de su parroquia pasó por el barrio judío de su ciudad. Allí lo atraparon y lo obligaron a renunciar de su fe; pero éste no lo hizo y lo asesinaron, usando su sangre para comer con el pan.
San Tarcisio

Roma (200). Él era un ayudante de los acólitos en Roma. Solía llevarles la Eucaristía a los cristianos encarcelados, porque los acólitos eran mayores y en ese tiempo la Iglesia estaba perseguida por el Imperio Romano. Él como eran un niño podía entrar a las cárceles y sin ningún problema darles la comunión. Nadie sospechaba de Tarcisio. Un día unos “amigos”, lo encontraron y le dijeron que jugaran pero él iba a dejar la comunión. El no quiso jugar porque sabía que no eran cristianos. Se resistió y le descubrieron lo que cargaba. Éste fue llevado a la cárcel y allí lo torturaron exigiéndole que renunciara a la fe y que botara el santísimo. Él dijo no. No se sabe cómo el Santísimo apareció en las manos de otro cristiano y antes de que lo degollaran no le pudieron arrebatar su tesoro.
Prepararme para ayudar en misa
Antes de llegar a la Iglesia:
• Duerme bien la noche anterior, por si te toca levantarte temprano a ayudar.
• Procura que tus zapatos estén limpios y no hagan ruido. Algunos zapatos llaman la atención (tenis, botas, etc.); NO TE LOS TENDRÁS QUE PONER. Si tus zapatos no están sucios o desgarrados, eso muestra que te das cuenta de que ayudar a misa es una labor importante y que te preparaste con esmero para hacerlo.
• Si tienes resfriado, procura tener un pañuelo en tu bolsillo. Lo utilizarás al estornudar
• Tus manos, tus uñas, deben estar limpias; incluyendo tu cara. Tendrás que estar bien peinado y lo mejor que puedas presentarte. Cuando vas a una fiesta tratas de lucir bien, ¿verdad? Entonces, ¿por qué no vas a tratar de lucir bien para este esencial servicio a Dios y a su pueblo en la misa?
Cuando llegas a la Iglesia
Procura llegar, por lo menos, quince minutos antes del principio de la misa. Si hace mal tiempo, es probable que tengas que salir de casa un poco más temprano que de costumbre.
Al llegar al templo, párate y considera que estás entrando en un edificio muy especial. Considera siempre tu Iglesia y todo lo que contiene como unos tesoros muy valiosos, porque eso es precisamente lo que son. Son tesoros valiosos porque son los regalos que los fieles de tu parroquia le ofrecieron a Dios: le devolvieron a Dios lo que Dios les había dado y lo hicieron con mucho gusto, En todo momento, muestra esmero y respeto en cuanto a la Iglesia y todo lo que se encuentra adentro: los cálices, los copones, las velas y las vestiduras.
Ponte sotana limpia, sin arrugas y un roquete. Asegúrate que tu alba o sotana no esté demasiado corta, ni larga. Procura no derramar cera sobre tus vestiduras cuando llevas una vela o cuando la apagas.
Pon las vinajeras llenas de agua y vino en su lugar de costumbre: o encima de la credencia en el presbiterio, o con el copón sobre la mesita que está en la Iglesia para la procesión del ofertorio.
Comprueba que el lavabo esté sobre la credencia antes de empezar la misa.
Es posible que te pidan que coloques los libros necesarios en su propio lugar en el presbiterio. Debes saber dónde se guarda en la sacristía para poder encontrarlo con facilidad.
Cuando faltan más o menos cinco minutos antes de la hora de la misa, uno de los monaguillos enciende las velas en el altar. A veces, te pueden pedir que enciendas otras velas también. Durante el tiempo Pascual, encenderás el Cirio Pascual grande que está al lado del atril o ambón. El hecho de encender las velas indica a la Asamblea que la misa está por empezar. Tú has de encender con gozo. Es mejor llevar una candela en vez de fósforos.
Guarda silencio en la sacristía y evita hacer ruidos son necesidad. LA SACRISTÍA ES UN LUGAR DE ORACIÓN Y PREPARACIÓN PARA LA MISA. En el folleto complementario hay dos oraciones en la primera página, rézalas antes de salir y después de la misa.
Está dispuesto/a a ayudar al sacerdote, sobre todo cuando es un visitante en tu parroquia. Él te puede hacer preguntas sobre cómo se desarrolla la misa en tu iglesia. De ser así, haz lo posible para contestarlas con claridad. Al igual que tú, el sacerdote desea servir a la gente de la mejor manera posible en la misa, y por eso, tú puedes ayudarlo muchísimo.
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